Peligra el inicio del ciclo lectivo por la grave situación salarial de la docencia universitaria y preuniversitaria
Cerramos un 2022 sin una recuperación real del salario; mes a mes, los salarios estuvieron durante todo el año por debajo de la inflación acumulada. Evidentemente la pérdida salarial, tanto de activos como jubilados, es consecuencia directa de la política de reducción del déficit fiscal que impuso el FMI.
La inflación anual fue de 94,8 % y los incrementos salariales – siempre aplicados sobre los salarios del mes de marzo de 2022 – sumaron 86%. Para compensar esta pérdida salarial se otorgaron los siguientes incrementos: un 2% en enero, 4 % en febrero y 2 % en marzo del 2023. Es decir, recién los primeros días de abril del 2023 se alcanzará el 94%; tres largos meses después del cierre del año 2022 ni siquiera se alcanzará el porcentaje de la inflación. Mientras tanto, la inflación de estos primeros meses agudiza la diferencia respecto de nuestro salario pues para enero 2023 se proyecta en el orden del 6 %.
El perjuicio económico sobre nuestro salario, producido por la inflación cercana al 100 % y por el hecho de que en ningún mes del período el porcentaje de incremento salarial haya superado el inflacionario, es enorme. Los cálculos que buscan ponderar esa pérdida indican que la misma es equivalente a un salario de cada categoría y dedicación. La revisión prevista para este mes debe compensar esa pérdida.
La alta inflación que padecemos tanto asalariados como trabajadores informales plantea que el núcleo de la acción colectiva es la defensa del poder adquisitivo de nuestros ingresos. La alta inflación que se genera mes a mes hace que cada mes de demora en cobrar la equiparación con la inflación se produzcan pérdidas mensuales del poder adquisitivo que no se recuperan con la equiparación entre los porcentajes de inflación y de incremento salarial al final del periodo. Por ello la paritaria 2023 debe iniciar con un porcentaje de incremento que permita ganarle a la inflación y revisiones permanentes.
Esta exigencia que plantea el contexto inflacionario implica que rechazamos la pretensión del Ministerio de Economía de imponer un techo salarial del 60 % a las paritarias para todo el año 2023. Reiteramos, una vez más, que las paritarias deben ser libres, sin techos, ajustadas a la especificidad del trabajo y a las condiciones salariales del sector.
La recomposición del Nomenclador Universitario es una necesidad que hay que abordar de manera urgente. La escala salarial para diferentes categorías y dedicaciones queda desfasada respecto de la Garantía Salarial que se fija para establecer un salario mínimo con independencia de la categoría y dedicación. La Garantía Salarial es un dispositivo que permitió elevar los salarios más bajos pero produce una distorsión en la escala salarial; a tal punto se produce esa distorsión que una categoría superior cobra el mismo importe que las categorías inferiores.
La situación salarial de nuestro sector presenta condiciones que hay que abordar de manera integral: salarios bajos que requieren Garantía Salarial y salarios también bajos que son alcanzados por el Impuesto a las Ganancias. Los incrementos salariales son absorbidos casi en su totalidad por el impuesto al salario; es decir, prácticamente no hay aumento. El impuesto al salario produce la injusticia de que se paga “ganancia” con salarios bajos. Gran parte de la docencia tiene otros ingresos para paliar la condición de bajos salarios de nuestro sector y ese ingreso paralelo hace que lo que se tributa por ganancias sea tan alto que se llega a cobrar cero pesos en los meses de abril y mayo.
El ingreso de los jubilados de los regímenes jubilatorios de nuestro sector -universitarios, preuniversitarios e investigadores- también perdió poder adquisitivo frente a la alta inflación. Por ello se necesita un mecanismo compensatorio que asegure que esos ingresos son el equivalente al 82% y el 85% del salario activo.
El Ministerio de Educación y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), nuestras patronales, deben dar respuestas urgentes a nuestros reclamos para revertir esa grave situación. De esa respuesta depende que pueda iniciarse con normalidad el ciclo lectivo 2023 que es el deseo de la docencia de las universidades nacionales.
Convocamos a la docencia universitaria en cada asociación de base, en cada Universidad, en cada Facultad, en cada Escuela a debatir las medidas de acción gremial para defender nuestros salarios y condiciones de trabajo. Llamamos, también, a la más amplia unidad de las distintas organizaciones gremiales que no pertenecen a nuestra Federación a unirnos en pos de estos objetivos.
- Paritarias libres y sin techos. Rechazamos los techos salariales que se intentan imponer.
- Eliminación del Impuesto a las ganancias sobre nuestros salarios y, hasta ese momento, la elevación sustantiva del mínimo no imponible de manera que no alcance nuestros salarios.
- Actualización de los haberes jubilatorios respetando el 82 % y el 85 % móvil.
- Incorporación de Ayudantes de Segunda a la Garantía Salarial.
- Implementación de un programa para docentes ad honorem y contratados.
- Revisión del nomenclador universitario
MESA EJECUTIVA – CONADU HISTÓRICA