A diez años del No al ALCA las mujeres seguimos de pie y en marcha
Nos encontramos nuevamente en Mar del Plata, la ciudad que hace 10 años, aquel 5 de noviembre de 2005, fue escenario de una voz continental de los pueblos nuestroamericanos que con un fuerte grito provocamos un quiebre estratégico al intento de Estados Unidos de hacer de esta región un AREA DE LIBRE COMERCIO DE LAS AMERICAS (ALCA)».
Somos Mujeres en Marcha que hace 10 años dijimos NO AL ALCA
Nos quisieron imponer un proyecto de supuesta integración que privilegiaba la competencia comercial dejando de lado las necesidades de los pueblos, de sus varones y mujeres. El modelo que Bush trajo a esa Cumbre de las Américas como espejitos de colores para el continente implicaba el liderazgo hegemónico de Estados Unidos y la subordinación de nuestros pueblos a su dominio imperial.
Desde las entrañas de nuestro continente, desde nuestros pueblos y movimientos frenamos la iniciativa de libre comercio hemisférico impulsado principalmente por Estados Unidos y apoyado por otros países promotores del libre mercado. Se frenó lo que pretendía convertirse en la mayor zona de libre comercio del mundo. Destacamos la fuerte resistencia al ALCA impulsada originariamente por los movimientos sociales de la región, en tanto expresión continental que trabajó sistemáticamente para develar los objetivos liberalizadores del capital transnacional a escala global. Es decir, un conjunto de iniciativas se fueron gestando y articulando en torno al No al ALCA, coartando el deseo del imperio de América del Norte de extender y expandir el TLCAN.
Lo llamaron: ALCA. Pero los pueblos sabíamos mejor como nombrarlo. Fue el Comandante Hugo Chávez quien eternizó el sentir de aquella Cumbre de los Pueblos llamándolo como se debía: “ALCA al carajo” que miles de voces gritamos aquella lluviosa tarde en el estadio mundialista de esta misma ciudad, apenas dos meses después de haber recorrido estas mismas calles en el 20 ENM que nos encontró luchando por nuestros derechos como mujeres pero también repudiando la presencia de Bush y el ALCA.
Los movimientos sociales optamos. Elegimos ponernos de pie contra el imperialismo, luego de habernos rebelado contra los neoliberalismos de la región y apostar a un modelo de integración basado en la fuerza de los pueblos. De allí emergieron la Campaña Continental Contra el ALCA y la creación de los Movimientos sociales del ALBA (Alba de los Movimientos sociales) con una fuerte presencia de movilización, y una férrea oposición a la llamada “globalización neoliberal”.
El ALBA: Una alianza estratégica que sirviera a los intereses de nuestros pueblos y a la región en su conjunto.
Otro tipo de integración era posible, desde abajo, entre pueblos y no entre mercados. Donde se priorizan los derechos de las y los latinoamericanos por igual.
Una integración solidaria y no competitiva, una integración que cuide los bienes comunes de los pueblos y no los mercantilice.
Una que le diga Basta a la militarización de nuestros territorios y que lucha por una plena soberanía en todo el continente.
La cumbre de Mar del Plata fue un punto de inflexión en la historia de nuestros pueblos, al sur del Río Bravo, desde el Caribe hasta la Patagonia.
Y allí estuvimos, claro que sí, las mujeres. Tanto en las luchas que sacudieron a los ajustes neoliberales como al pie del cañón para construir la Patria Grande que soñábamos.
Como mujeres, alertábamos sobre las implicancias de la liberalización del comercio para la vida y los cuerpos de las mujeres, así como las consecuencias del comercio internacional que afecta a las mujeres en diferentes aspectos, particularmente en lo que respecta a los derechos humanos, la salud, la educación, las condiciones laborales, especialmente en el desempleo y la precariedad laboral en la región. Porque sabemos que el debilitamiento de los servicios de educación, salud y seguridad social, a quienes màs afecta es a nosotras, las mujeres, sobrecargadas con el cuidado de los niños, los enfermos y los ancianos, cuando el Estado se retira. Los diversos impactos sobre la vida cotidiana de las mujeres fue uno de los elementos que desplegamos como parte de la resistencia al tratado de libre comercio.
Somos Mujeres en marcha, y debemos también decir que, si bien hemos derrotado al ALCA, en los últimos años se profundiza el modelo extractivista en la región que reconoce una crisis alimentaria, energética, ambiental y climática. Vivimos como nunca una profunda crisis civilizatoria. En todos los países del Cono Sur de América Latina se registran procesos de concentración de la tierra, en particular en aquellas zonas que, por sus condiciones naturales, institucionales o de localización se presentan como “atractivas”.
Por otra parte, América Latina se ha convertido en la región privilegiada para la exploración minera mundial, y con las minas, el petróleo y la soja llega la ruta de la trata de mujeres para la explotación sexual. Los graves daños sociales y ambientales generados por las represas, afectan negativamente la tierra, alimentación, vivienda, salud y otros derechos humanos de millones de personas y de la naturaleza. La alianza entre gobiernos y las corporaciones propicia la falta de información y consulta a las comunidades, el despojo y desplazamiento a los pueblos originarios. También percibimos una adecuación de las legislaciones nacionales a la medida de los intereses de las grandes empresas, la parcialidad de los sistemas de justicia, la militarización de las regiones y comunidades que defiende su territorio y la persecución judicial son el común denominador en nuestros países latinoamericanos. Son judicializadas quienes denuncian el accionar y repudian la presencia de las transnacionales mineras, petroleras, o de los grandes sojeros, y /o azucareros.
En este sentido, también es preocupante la sanción de leyes antiterroristas en varios países de América Latina.
En estos 10 años se ha consolidado y desplegado la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA). Sin duda, la IRSA se trata de una reedición del discurso y la práctica colonial que subordina poblaciones a la hegemonía adecuando el espacio geopolíticamente, se trataría de un “estructural desordenamiento territorial y de la vida a través de técnicas por la extracción más intensiva”, y donde la violencia es clara. Es evidente la expansión comercial. En sus estrategias regionales, se enfoca en el Continente Latinoamericano por el interés de abrir nuevas zonas claves. En este sentido, es preocupante el avance de acuerdos bilaterales en la región con países de la Unión Europea, Estados Unidos, China y Canada.
Y acá seguimos en marcha las mujeres como parte de nuestro pueblo y de aquel movimiento social y popular que resistió, se siguió organizando y fortaleciendo en pos de la construcción de una verdadera alternativa desde abajo con profundo protagonismo popular.
Hoy el mundo sufre los embates de una crisis que no termina de superarse y que algunos gobiernos usan de excusa para aplicar planes de ajuste en nuestro continente que las derechas y fuerzas conservadoras tienen siempre a mano para reconstruir su hegemonía en la región.
Queremos también alertar sobre la persistencia de un modelo extractivista que tiene afectaciones directas sobre las mujeres ya que profundiza el modelo patriarcal de dominación, en detrimento de la agricultura, la contaminación de fuentes hídricas, la proliferación de enfermedades y la agudización de la violencia sexual, entre otras. Desde el poder se sentencia a las mujeres al silencio, y a quienes desacatan este mandato, se les aplica procesos de judicialización y/o criminalización que en algunos casos afecta negativamente a sus comunidades.
Las mujeres en todos los países de la región seguimos siendo las más pobres, contradictoriamente somos las que más trabajamos pero recibimos menor retribución salarial. Otro de los temas que nos convoca al movimiento de mujeres se refiere a los desafíos que se nos presentan en relación al combate de los feminicidios que se presenta en nuestras sociedades de forma visible y preocupante. La violencia hacia las mujeres sigue siendo un tema candente, que requiere de políticas públicas serias, profundas, que cuestionen los pilares de una sociedad patriarcal, misógina, y justificadora de la violencia hacia las mujeres.
Pero aquí estamos. Las mujeres seguimos marchando como parte de los pueblos con toda nuestra firmeza para impedir cualquier retroceso. Los procesos de cambio iniciados en este contexto en América Latina dependen de la posibilidad de integración de nuestros pueblos, del desarrollo de nuestros movimientos sociales y de la unidad que podamos forjar para la etapa que se viene.
Sabemos también que con la crisis económica viene la precarización de las condiciones de vida de las mujeres en primera instancia. Que las amenazas militaristas atentan contra nuestros cuerpos y nuestras vidas antes que nadie. Y que es nuestra autonomía la que se ve amenazada en primera instancia.
Pero sabemos, como la historia lo demuestra una y otra vez, que también somos nosotras las primeras en enfrentar los ajustes y organizarnos en rebeldía.
Hoy que los tratados de libre comercio vuelven a estar en la agenda internacional. Que los intereses imperiales vuelven a amenazar la estabilidad de la región. Que las derechas se reagrupan y quieren destruir lo conquistado, las mujeres estaremos en la primera línea de batalla para decir, como hicimos el pasado 3 de junio, Ni Una Menos.
Y decimos Ni Una Menos por violencia machista pero también Ni Una Menos sin autonomía económica y plenitud de derechos. Decimos Ni Una Menos sin techo y sin salario digno. Ni Una Menos sin decisión sobre el propio cuerpo. Ni Una Menos por aborto ilegal y clandestino.
10 años pasaron de esa gesta heroica que le puso un freno a los yanquis y nuestro mejor homenaje no es el simple recuerdo.
Nuestro mejor homenaje es redoblar el compromiso del movimiento de mujeres latinoamericano con las luchas de los pueblos de todo el continente. Por nuestros derechos, por nuestra libertad y la de las mayorías populares.
Aquí estamos las mujeres para renovar nuestro espíritu transformador. Para luchar contra todas las formas de violencia de género, para organizarnos, debatir, fortalecernos como movimiento.
«Aquí estamos las mujeres. Para soñar juntas ese otro mundo posible.
Aquí estamos las mujeres.
A 10 años del No al ALCA, insistimos: no hay socialismo sin feminismo, seguiremos luchando y en marcha hasta que todas seamos libres!!».